
17 Ene La preocupación del tener. (Notas sobre el yoga como revolución del corazón)
“La manera de hacer es ser”
Lao-Tse
Vivimos en una sociedad en permanente preocupación. Nos encontramos preocupados por cualquier cosa:
Me preocupo en el trabajo, andando por la calle, por la cuenta del banco, por la hipoteca, por preparar el almuerzo, porque me aburro el fin de semana, por lo que sea. En una gran ciudad, si viajas en metro por ejemplo, y el vagón va a reventar, no observo ningún gesto relajado, son cuerpos y semblantes cansados, tensos, preocupados.
Vivimos en una sociedad donde si uno es un triunfador es una persona genial, y no sólo eso, resulta que también eres buena persona. La educación y los propios medios de comunicación social retroalimentan todo ello. El propio orden social te explica que el único camino es ese.
Vivimos en una sociedad capitalista, si no recuerdo mal, donde el objeto último es generar un capital, de tener beneficios y donde el fin vital de todo ello, en mi pueblo, se llama codicia.
Vivimos en una sociedad donde se fomenta un consumo que yo consideraría compulsivo. No sólo eso, si profundizamos, si consumes, tienes, y si tienes eres. Es decir al comprar el producto soy. Si reflexionáramos un poquito, eso no se acaba nunca, pues el tener es algo efímero. Y lo que es aparente no es, por tanto que aunque yo crea que soy, no lo soy.Cada vez hay más personas insatisfechas, o con desordenes de todo tipo producidos en parte a consecuencia de lo que estoy hablando. A la par hay una industria que cubre dichos desordenes, carencias, o preferiría llamarlos desequilibrios.
Queda claro a estas alturas de blog que el yoga me ayuda a comprender mucho de lo que escribo. El yoga es revolucionario, aunque él, simplemente es yoga. A mi entender es un motivo de alegría intenso saber con una certeza íntima que el yoga te transforma el corazón, por tanto la estructura de la persona, en todos los ámbitos, de cabo a rabo. Todo ello es una esperanza hermosa, de ahí la intensa dicha.
Por ello escribo en el blog, explicar que hay otro modo de vivir la existencia, y es un modo que te nutre como ser humano, y que te enseña a disfrutar de tu potencial como persona. Como persona que tiene un corazón, un alma, un espíritu.
En el yoga no te vale con tener, es decir, no te vale con realizar la postura y ya está, eso sería un modo de poseer algo que no puede ser poseído. Por eso hablo tantas veces de no perderse en “postureos”. La postura es algo infinito en su práctica y en su simbología. Es decir como símbolo de lo que uno es, es infinito y darte cuenta que es así te quita muchas tensiones, muchos esfuerzos innecesarios, mucha energía desperdiciada sin sentido.
Todo ello que surge de uno cuando se encuentra en asana porque en realidad la postura te abre y te hace darte cuenta de los desechos, de lo caduco, de lo aquello repetitivo que hay dentro de ti, y eso es algo maravilloso. Te desnuda.
Recordemos el camino en yoga es hacia el ser, el ser, es lo que soy sin disfraz, aparece un Yo real que observa su realidad y no se esconde tras algunos de los disfraces. Y que decide en que escenario estar y vive su vida en comunión con todo lo que es vida. Tras ese Yo real hay un corazón.
Vamos a seguir hablando de las enseñanzas del yoga en lo cotidiano con ejemplos concretos, nos vemos.
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