
14 Ene Encontrando un camino: el punto justo de la práctica
“Las palabras señalan una experiencia, pero no son la experiencia”
Erich Fromm
“El yoga se muestra si no matas al pájaro”
Carlos
Hemos hablado tantísimas veces de la importancia de no perderse en la postura, de encontrar el punto justo de la práctica, que hoy vamos a explicar un poco todo este tema.
El punto justo de la práctica implica tener una intención, una constancia, un corazón.
La intención radica en darnos cuenta que más allá del ego hay algo más. El ego es algo importante, pero no es lo más importante en el camino. En los primeros años de práctica de yoga hay que ir creando condiciones para acallar un poco a este pequeño protagonista llamado ego, que siempre quiere figurar en todas las portadas.
Para ello trabajamos la calma, aquietado el ruido mental y olisqueamos lo que hay detrás. En ese silencio que va abriéndose espacio dentro de uno sientes que no hay tanta fragmentación en multitud de yoes, valoraciones, enjuiciamientos, competiciones y demás características de nuestro amigo ego.
Entonces, la intención al inicio es estar atento internamente a otras cualidades que nacen de uno que no son las egolatras habituales. He nombrado alguna, calma o silencio, pero hay muchas más.
La constancia implica que todo nuestro ser ha de estar atento en aprender a vivir atento, es decir a aprender a “vivir vivo”. Por tanto la práctica en realidad es permanente, uno practica las 24 horas. Cuando empezamos la práctica en esterilla nos va haciendo comprender diferentes cualidades, nos van anclando, enraizando adecuadamente, pero para ello resulta esencial tener bien clara la intención, y no perderse dando demasiadas vueltas en los permanentes camuflajes para no vernos. Tras la constancia se encuentra la Voluntad. Amiga de la Voluntad es la Conciencia. La Conciencia nace del pequeño acto cotidiano de darme cuenta.
El corazón es la base, el corazón es el alimento, es la dulzura, la miel, el disfrute, el sentir, la comprensión, la entrega, es decir lo es todo. Porqué todo late, y todo late en uno. Lo que queremos decir es que es una pena perder la vida tras los caprichos del ego habiendo tanta hermosura dentro de nosotros, y que el yoga al ir resquebrajando capas en una vía de penetración, a veces lacerante, hacia lo íntimo de uno te muestra un corazón, y sólo cabe vivirlo.
Leticia Haldón Pérez
Publicado en 13:48h, 14 eneroSiempre tan acertado!! Todo late ��
Gracias ����